Se fue tío Félix y te pilló de vacaciones, lejos. Sabías que era difícil que pudiera llegar hasta el verano y los últimos meses se le hicieron duros a él y a quien le quería.
La última vez que lo viste, llegaste a la habitación del hospital y estada durmiendo. Permaneciste un rato en silencio. Cuando despertó le diste un beso y le cogiste la mano.
- Hombre, hijo, ¿estás aquí?
A lo mejor no fue esa la frase que pronunció, pero era lo que solía decir en esas últimas visitas.
Después de morir tu padre, apreciaste a tío Félix todavía más, y crees que el cariño era mutuo: tú veías en él una proyección de cómo sería tu padre si viviera, quizá lo mismo que él veía en ti porque la edad va acortando distancias.
¿Cuál fue el primer recuerdo que tienes de tío Félix? Seguramente en algún año de la década del sesenta cuando estando el Sporting en Segunda jugó una promoción en El Molinón, perdiendo 0-2 con el Betis. Fuiste con tío Félix y con tu padre. Alguna avalancha debió producirse meses antes en algún sitio de España o del mundo, que más que al partido, estuviste atento a protegerte de una posible marabunta humana.
Con cinco años, tío Félix quedó huérfano de padre, lo que hizo especialmente dura la vida de los hermanos. A los veinticinco perdió a su madre. Antes, había ingresado en el Colegio de Huérfanos y bien joven entró en la Renfe en Aboño dando martillazos a los vagones. Al poco pasó a La Algodonera y prácticamente no se movió hasta sus últimos años en activo, cuando por el cierre de aquel taller, acabó en el de Silvota, donde estuvo de encargado una buena temporada ejerciendo con el mismo genio que anteriormente había mostrado como sindicalista.
Siendo un vivales como fue (vale, Titi ¿no?), con días y noches de pluriempleo (la famosa churrería) a todos dio un ejemplo de reconversión, dedicación y entrega cuando su mujer comenzó a manifestar pérdida de memoria antes de cumplir los cincuenta años. Ahí se acabó la diversión y estuvo a lo que había que estar.
Además de nada amigo de molestar, tío Félix era el movimiento puro. Si había una reunión familiar, cuando querías sacar una foto para la posteridad, ya se había marchado.
Durante los últimos años vivió para su nieta y su nieta para él y nunca le faltó una razón para estar ocupado.
Descanse en paz, ¿vale?
Fueron unas palabras de despedida para él en la Celebracion de La Palabra:
ResponderEliminarTorrente de agua fresca,
energía y vitalidad a raudales.
Risas y alegrías compartidas, generosidad y lucha siempre.
"El Terry", "el Vale", "el Titi", y por encima de todo, padre, madre, Guelito, Abuelito.
Siempre tú.
Gracias, gracias, gracias.
Descansa como te mereces.
Hasta siempre tío.
Gijón, 15 de abril de 2014
Me dijo la penúltima vez que le vi "tú también andas metido en esto de los sindicatos? pues dale, que hay que estar despierto, ¿vale?, y si no, ostia y a por otro, ¿entiendes?". La última cuando su tata Domi. Apenas pude hablar con él...
ResponderEliminar