Las vagonetas, aquellos entrañables cacharros del siglo pasado, o incluso del anterior, con mullidos bancos de madera o más tarde con elegante eskay de espuma vista, con cristales rotos, o con cartones en donde tendría que haber un vidrio, cargadas con ferranchos y botes de aceite, ya no son lo que eran. Ahora cuentan con tecnología punta de última hora y te envían un vídeo que te deja pasmado.
Llevas años siguiendo a Fernando Alonso, a Tele5, a Lobato, cada poco reportajes de los adelantamientos más espectaculares de al última carrera o del último mundial o de los últimos diez años, análisis detallados sobre los segundos que cada escudería emplea en boxes, si vamos a dos o tres paradas, aventuras en el pit “lein”, el focicu de Briatore este año, rubias espectaculares (porque el cámara y el realizador son varones), las faenas que nos hace el coche de seguridad, siempre contra Alonso. De vez en cuando recuerdan accidentes, pero nunca habías oído hablar de Purley ni de Williamson hasta que te mandan este vídeo por el conductor de la vagoneta.
Echas una ojeada por internet por si fuera un montaje, y qué va. Te sorprende no haber oído nunca hablar de estos personajes. En definitiva, en una carrera de Fórmula 1 se incendia el coche de Williamson. Su amigo Purley, que corría en otro equipo, se detiene en el arcén e intenta sacarlo de allí, coge un extintor, pero tal parece que lejos de apagarlo, lo que hace es avivar el fuego. Mientras el coche arde en el arcén derecho, deambula impotente, tambaleante y desesperado hasta el arcén izquierdo donde había quedado aparcado el coche. Se intuyen sus lágrimas debajo del casco.
Emocionante y, sin embargo, nunca lo habías visto.
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