PROCESIÓN EN BERMUDAS

Ya dejaste dicho y escrito que te gusta respetar y que se respeten las tradiciones, las tradiciones no absurdas, las tradiciones que no vayan en contra de ley o, por seguir con la muletilla que en numerosas ocasiones reproducen el Código Civil y otros textos legales, contra la ley, la moral o el orden público.

Claro que si tanto hubieras respetado la tradición, como dices, no habrías podido sacar la foto que ilustra este comentario porque habrías seguido en respetuoso silencio detrás de la procesión el día grande de las fiestas patronales de Lugo de Llanera, sin hablar con los compinches de paseo acerca de a donde iban a tomar el vermut o cómo iría Rafa Nadal en la final de Pekín. O bien habrías estado presenciando desde fuera la procesión, pero sin sacar fotos como cualquier japonés al uso.

En fin, no conviene que te flageles demasiado por este pequeño pecado venial. Después de esta larga introducción ya casi no te queda margen para lo principal. Acabáramos: que como anduviste con tu vicio de fotografiar al que se despista y pendiente de unos conocidos para concretar algúnn dato del árbol genealógico, no te percataste en directo de lo que verías por la noche en el ordenador al volcar las fotos del día. ¿Y qué viste? Pues que en la procesión algunos crecidos monaguillos lucían unas nada tradicionales bermudas, y que es posible que en Marbella estén acostumbrados en tan multicultural sociedad, pero te extraña en el norte. Y habrá seguramente miles de detalles en la procesión que no son como hace cuarenta o cien años, ni las misas son en latín, y ya solo se confiesan Obama y Mc Cain, pero lo de las bermudas, no lo puedes ocultar: te choca.

Por chocar te choca que los miembros de la charanga sean capaces de darle al tambor sin marcar el paso, con el brazo a un ritmo y la pierna a otro, pero a lo mejor un poco de desmadre es consustancial con las charangas.

Por suerte, el arroz con leche casero sí contaba con el sabor y la decoración tradicional.