La Nueva España formuló cinco preguntó a cien turistas ¿por qué Asturias? ¿lo mejor? ¿lo peor? ¿la sorpresa? ¿ha notado la crisis?
Te fijas, de momento en las respuestas a “lo mejor” y “la sorpresa”, las anotas procurando no repetir ninguna. Entre paréntesis, llegado el caso, escribirás si te sugieren algo: Los Picos de Europa (Orandi, los montes blancos), aparcar en el centro (vas de peatón) , El Acuario de Gijón (no lo conoces), el entorno y la gente, pueblos y hospitalidad, el ambiente, la falta de lluvia, el clima, Oviedo muy limpio (es verdad), edificios, paisaje, gente, la catedral de Oviedo (es el fondo de pantalla de tu móvil) , Covadonga (viviste un año allí y procuras ir todos los años, la última vez con tus compañeros de curso del Seminario), las autopistas (como a un minuto de tu casa coges una, no la valoras), la playa (vas poco), los bosques (también vas poco, pero estuviste en Torones a mediados de agosto), el descenso del Sella (bajaste dos o tres veces, merece la pena), la playa de San Lorenzo (la playa de tu infancia, en tren, trúculu, trúculu), la comida (te gusta todo), la arquitectura, los quesos (todos, el gamenéu, el cabrales, el afuega el pitu con un poco de dulce a poder ser), San Juan de La Arena (al otro lado de San Esteban, muy cuidado), los ríos (comer un bocadillo y tomar vino por la bota, sentado en una piedra mientras oyes solamente el riachuelo, uno de los mayores placeres), el surf (las contorsiones no son lo tuyo), muchos niños, la ruta del Cares (la hiciste, pero prefieres rutas vacías, nuevamente Torones), Avilés (gran desconocida, llevaste una vez a conocerla a unos auditores de Madrid y quedaron pasmados), las gaitas (a laita, que decía tu hija de pequeña), el cabo de Busto, el verde, las rutas por los Picos, las romerías, el parto de una vaca, la fiesta de Llanes, vivir con los lugareños, el agua, la amabilidad de la gente, no está degradada, el súper túnel, el tamaño de las mareas, el contraste playa-montaña, la forma de servir sidra (oh, la, la), los acantilados, la playa de Xivares (a la que vas cuando vas, a un paso de Oviedo, que permite un largo paseo si la marea está baja), Redes, las casas rurales (que disfrutas una vez año en Grandas de Salime, y no faltan ni la buena compañía ni las viandas fuertemente peleadas con la dietética), la cueva del Soplao, la tranquilidad.
Algunas de las menciones anteriores se intuyen en el mapa de Asturias en bronce, obra de Urrusti, medio invisible en una pared de la cafetería de la estación del Norte de Oviedo, que sirve de decorado a tragaperras y anuncios de bombones de chocolate barato.
Y nadie dijo: el Fontán y el pinchu de picadillo. Mejor: no hay peligro de overbooking.
La mayor parte de los encuestados responden NADA a lo peor, y a la última pregunta son mayoría las respuestas en el sentido de que no notaron la crisis, pero curiosamente ves que muhos de los que notaron la crisis también tienen algo que decir en lo peor. Esto dijeron: algunas carreteras, los límites de velocidad, el tiempo indeciso, mucha edificación nueva, no hay cultura de tapeo, gente poco agradable (lo dijo un catalán), paisanaje poco simpático (una catalana).
Crees que no les falta razón a quienes creen que la crisis está dentro de cada uno.
Me gusta el titular... "la crisis está dentro de cada uno". Podría ser el título de un libro de autoayuda o de un reportaje de Cosmopolitan!
ResponderEliminarMe ha encantado ver este mural de mi abuelo en tu blog. Enhorabuena por tu blog, es muy interesante leer tu visión sobre nuestra tierra.
ResponderEliminarUn saludo.