2009/12/30

RUBALCABA, LA ALARMA Y EL ALARMISMO

Abres la nevera en busca de algo que no engorde mucho para no ir con el estómago vacío para la cama, mejor dicho, para que cuando te sientes al ordenador dentro de un rato no empiecen las tripas “rucu rucu”. De buena gana prepararías un bocadillo de anchoas al que darías grandes mordiscos, y quien sabe si acompañado de unos tragos de vino a morro, aprovechando que nadie te ve.

Será otro día porque esta noche echas mano de la triste lechuga iceberg y como máxima alegría esmigayas un poco de bonito, que tampoco está mal. El bonito es de las conservas que incluso llegan a ganar al producto natural.

Enciendes la radio. Algo le pasa al aparato, que desde hace unos meses no coge la Onda Media. Te da igual porque las mismas emisoras emiten en frecuencia modulada, aunque hay que pulsar más botones. A veces estás saturado de noticias y le das a uno cualquiera, a voleo, y que sea lo que Dios quiera. (Aviso a navegantes: no estás pidiendo para Reyes ninguna radio, que te arreglas de sobra con la actual, máxime cuando están en retroceso las emisiones en onda media).

Están en un debate que, más que debate por lo tranquilo, parece un cambio de impresiones, y eso que están tratando del anuncio que hizo el Ministro del Interior sobre el riesgo de un inminente atentado o un secuestro a una autoridad relevante. Como a los conversadores, también a ti te extrañó que el Ministro lanzara esa advertencia. Por su tono seguramente no es una emisora antigubernamental.

Él y su círculo mínimo sabrán lo que saben, lo que ocultan o lo que temen. La diana tenía que ser necesariamente amplia y los terroristas dispondrían de alternativas y variantes. En caso contrario sería suficiente con comunicarlo a los directamente afectados, como se hará en otras ocasiones, para dotarles de medios adicionales de protección y para que también ellos mismos extremen el cuidado.

No es lo mismo alarmista que alarmante. Es alarmista quien propaga un rumor o quien advierte de un riesgo que sabe inexistente. Quien alarma de un peligro real no es alarmista. Un peligro no deja de ser peligro porque no haya pasado nada. Rubalcaba es un político hábil, incluso taimado si quieres buscar el lado positivo de este término. Si consiguió poner en guardia y prevenir a los posibles sujetos pasivos, sea bienvenido, que a veces analizamos con lupa queriendo buscar alguna arista a las realidades más sencillas.

Cuestión distinta sería que en lo sucesivo se repitieran los anuncios y de un asunto tan serio se acabara diciendo: “Que viene el lobo”.

2009/12/22

LAS VELAS DEL TREN (Cuento de Navidad)

No lo recordaban con total seguridad pero calculaban que todavía viviría Franco cuando aquel grupo de amigos se juntaron por última vez para celebrar juntos la Nochevieja. Ninguno llegaba a los veinte años.

La mayor parte eran de Oviedo o de Gijón y el resto provenían de otros pueblos y ciudades asturianos. La situación era de empate técnico y echaron una moneda al aire. Si salía cara se juntarían en Oviedo, si cruz recibirían al año en Gijón. Salió cara.

Los gijoneses no tuvieron más remedio que coger su macuto y caminar hasta la estación del Norte para iniciar el viaje hacia Vetusta. Querían llegar con tiempo a Oviedo para echar una mano, si hacía falta, en la cocina y decidieron tomar el ya entonces viejo Correo que salía camino de León a las tres de la tarde, remolcado por aquella imponente mole verde que decían una Sietemil.

Con las risas y las chanzas propias de la ocasión el tren pasó por Veriña, por Serín, y se adentró a una velocidad más lenta de lo normal en el túnel que une o separa, según se mire, las estaciones de Villabona y Lugo de Llanera.

Chof, Chof, Chof, el tren debió quedar detenido en el medio del túnel porque bajando la ventanilla y asomando la cabeza, se quería adivinar un asomo de luz natural en cada boca.

El tiempo iba pasando. De momento nadie informaba de nada. Con algunas linternas se fue haciendo algo de luz pero las pilas acabaron por agotarse y no hubo más remedio que sacar las velas que tenían pensado reservar para hacer un juego de magia en las primeras horas del año cuando el sueño amenazara con ir dando fin a la fiesta. La tranquilidad fue tornando en preocupación. De vez en cuando se acercaba el interventor con su linterna de una luz cada vez más mortecina para comunicar lo de la vez anterior, que no se sabía lo que pasaba.

Alguno lo vio tan negro que sacó de su mochila el pequeño Nacimiento que había recogido para que presidiera la amistosa cena y colocó una vela para que lo iluminara, como tenía pensado hacer en el ágape de Nochevieja.

Apagaron algunas velas, no fueran a necesitarlas si la parada se prolongaba todavía más. La mayor parte de los viajeros de aquel coche se agruparon alrededor de las velas. Las guitarras acabaron saliendo de las fundas. Se entonaron algunas canciones. Se trabaron algunas amistades. Algunos ya calculaban que llegarían a León después de las campanadas y, ante la emergencia, fueron invitados a quedarse en Oviedo. Cuando estaban preguntando al chalaneru qué llevaba en la chalana, comenzaron a oírse ruidos de compresores y otras extrañas maquinarias. Las guitarras enmudecieron, los cánticos cesaron. Se hizo la luz.

No pasarían ni diez minutos, cuando el pitido de la máquina retumbó en todo el túnel y el Correo comenzó a avanzar, primero con lentitud, después con decisión.

Ya era de noche cuando el tren entraba en Oviedo.

Abreviaron los preparativos y simplificaron el trámite culinario. No quedaban velas para la magia. El encanto había sido que al final pudieron pasar juntos aquella noche, así que encendieron las velas para la cena y dejarían el juego para otra ocasión que nunca llegó.

Terminó la noche, llegó el día, pasaron los meses y los años. Siguieron siendo amigos y se juntaron en muchas ocasiones desde entonces, pero amores, desamores y otros avatares les impidieron volver a comer las uvas juntos.

La mayoría tuvo descendencia, y entre los recuerdos míticos de sus padres nunca faltaba la historia de las velas, que con el paso del tiempo se iba convirtiendo en una leyenda de contornos cada vez más borrosos.

Ninguno puso demasiados kilómetros de por medio y alguien tuvo la ocurrencia de volver a hacer el viaje entre Gijón y Oviedo con una vela encendida. Para unos sería la llama de la amistad, para otros la estrella de Belén que iluminó aquel Nacimiento desplazable.

¿Qué dirían los otros viajeros? El sentido del ridículo los echó para atrás. De todas formas decidieron que el punto de encuentro, aunque no hubiera velas ni viaje en tren, sería la Losa que había tapado hacía una década la estación de Oviedo, aséptica y lóbrega para siempre, nunca más entrañable para reencuentros o despedidas.

Los hijos de aquellos no echaron en saco roto la idea primigenia. A ellos no les daría vergüenza llevar una vela encendida durante media hora.

Cuando se acercaron a preguntar si había algún inconveniente, no esperaban que en aquella ingenua iniciativa alguien pudiera ver algún problema de seguridad, pero lo había. Con los sensores antihumo, ocho o diez velas encendidas darían positivo y saltarían las alarmas en la cabina de mandos del maquinista. Los tiempos modernos se revelaban incompatibles con el romanticismo.

No hubo tal contratiempo porque una mano mágica y misteriosa dejaría suspendido momentáneamente el alarmante sistema.

Emprendieron el viaje de las velas. Al pasar por el túnel de Villabona el tren redujo la velocidad, los crecidos retoños, con las velas en la mano, se miraron y temieron estar ante una mueca de la historia, pero era un guiño del maquinista, sabedor de aquel viaje encantado. Herederos de ilusiones, este maquinista resultó ser hijo de aquel otro de los años setenta.

El tren llegó a Oviedo a la hora prevista. Ninguna vela se apagó en la marcha. Los jóvenes pusieron pie en el andén y se encaminaron hacia las escaleras mecánicas. Cuando llegaron arriba, a la Losa, sus mayores estaban entonando “…llevo roses y claveles y el corazón de una dama…”. Alguien abrió una bolsa de El Corte Inglés y dejó asomar aquel Nacimiento que décadas después volvería a presidir la cena de Nochevieja.

TOROS, ARTE, ÉTICA Y NACIONALISMO

Para rellenar dos minutos mientras sales a la calle, abres al azar las CARTAS MARRUECAS de Cadalso (1741-1782), y coincides en la carta LXXII

“Hoy he asistido por mañana y tarde a una diversión propiamente nacional de los españoles, que es lo que ellos llaman fiesta o corrida de toros. Ha sido este día asunto de tanta especulación para mí, y tanto el tropel de ideas que me asaltaron a un tiempo, que no sé por cuál empezar a hacerte la relación de ellas. Nuño aumenta más mi confusión sobre este particular, asegurándome que no hay un autor extranjero que hable de este espectáculo, que no llame bárbara a la nación que aún se complace en asistir a él. Cuando esté mi mente más en su equilibrio, sin la agitación que ahora experimento, te escribiré largamente sobre este asunto; sólo te diré que ya no me parecen extrañas las mortandades que sus historias dicen de abuelos nuestros en la batalla de Clavijo, Salado, Navas y otras, si las excitaron hombres ajenos de todo el lujo moderno, austeros en sus costumbres, y que pagan dinero por ver derramar sangre, teniendo esto por diversión dignísima de los primeros nobles. Esta especie de barbaridad los hacía sin duda feroces, pues desde niños se divertían con lo que suelen causar desmayos a hombres de mucho valor la primera vez que asisten a este espectáculo.”

Hay escritores, pintores, pensadores, artistas, que son capaces de sustraerse al entorno y ver más allá de sus narices. Cadalso está entre ellos. Lo normal en cualquiera es aquietarse a las costumbres y asumirlas como norma sin cuestionarse su racionalidad interna, su lógica, a veces ni siquiera su utilidad. En su siglo XVIII su voz habrá sido discordante.

No muy lejanos en el tiempo son los grabados de Goya sobre el toreo, que pasan por obras maestras. Técnicamente puede ser compatible la belleza de una obra artística que refleje un acto repugnante. En teoría la sede central de la mafia, si existiera, podía ser obra de un arquitecto de relumbrón y ganar el premio Nobel oficioso de Arquitectura. Cabe en pura teoría concebir un poema magnifico que glose las glorias de un dictador. También hay quien adivinará algún gramo de belleza en un crimen. Hay quien ve arte en las películas de sangre y gritos.

Cabe pensar también que el Parlamento catalán apruebe una norma contra los toros y ante ella los no nacionalistas tendemos a pensar en caliente “pues si los catalanes prohíben la fiesta, a partir de ahora estoy con los toros”.

Alguna mente cerril se apuntará a ese bando.

2009/12/21

MOVER EL TIEMPO



Si dices que ya pasó la Nochevieja, los tolerantes lectores están autorizados para pensar que algo le sentó mal al señor Buridán, quizá la sidra, quizá el picadillo.

Si los cirujanos de la estética y los personajes del mundo de la farándula, y alguno de la alta política italiana, ponen técnica, arte o dinero para engañar al tiempo, no ves por qué el resto de mortales no pueden hacer lo mismo aunque solamente se intente una vez al año.

Abres la“Teogonía” del gran Hesíodo y comienzas a leer el mito de las razas, el mito helénico de la creación, que cuenta cómo las razas fueron degenerando con el tiempo, pero estamos al principio del mundo cuando reinaba la felicidad, cuando Kronos, el dios Tiempo, regía mansamente el curso de las vidas sin que sus súbditos lo vieran como un tirano.

“Era en los tiempos de Kronos, cuando éste reinaba todavía en el Cielo. Vivían entonces los hombres igual que los dioses, libre su corazón de inquietudes, y al amparo de los dolores y las miserias. Sobre ellos no pesaba la cruel y sórdida vejez, sino que siempre mantenían jóvenes sus brazos y piernas, entregados continuamente a los festines, lejos de todo mal”.

Eso mismo quieren vivir tus amigos del Coro, cuando celebran desde hace unos cuantos años la fiesta de Nochevieja, pero no el 31 de diciembre, que prevalecen otras rutinas, sino en una fecha próxima cuando la agenda de un hotel o restaurante, verdaderos dueños del tiempo, lo permitan.

Se viste de gala, se comen las uvas, pero tampoco a las doce de esa noche, sino cuando buenamente coincida, que pueden ser la una o las dos de la mañana. Es en ese momento cuando culmina el engaño del tiempo al transportar un reloj que toque unas campanadas para la ocasión. No faltan las uvas, ni el baile, ni las matasuegras. También hay un sitio para los regalos. Si se sortean unas estilográficas y a ti te toca una, es una clara indirecta para seguir contando historietas. Si el hotel tiene la atención de regalar dos pernoctaciones a elegir entre un abanico de establecimientos que tiene en la Península y en el sorteo resulta agraciada tu señora, solo esperas que te lleve.

Todo sea por guerrear contra el tiempo. No en vano cuando Hesíodo narra el nacimiento de Kronos, se refiere a él como el más taimado de los hijos del Cielo y el más perverso de todos los dioses.

Esa noche gélida perdió la batalla.

2009/12/18

LA FRACASADA FOSA DE GARCÍA LORCA

A veces resultan exiguos los veinte minutos del café, por ejemplo, si se toca el asunto de la búsqueda fallida del cadáver de García Lorca. Alguien quiere decir ahora que no es un fracaso no encontrar sus restos. Hay quien no los admite en una iniciativa suya o de los suyos, o no los reconoce hasta la publicación de sus memorias. Bien podría decirse, si el asunto diera lugar a una broma, “antes muerta que sencilla”.

Posiblemente tengas escrito por aquí que tu familia más directa, padres, abuelos y sus hermanos, no sufrieron las consecuencias directas de la guerra. Es más, no te suena haber oído que nadie estuviera en ningún frente. Sí en tu familia política, en donde hubo refugiados y muertos entre los maquis.

En un imposible ejercicio teórico te preguntas cuál sería tu actitud si hubiera un muerto por identificar, un cadáver por descubrir. Como no lo tienes te aventuras a opinar que te gustaría saberlo simplemente por saberlo. A lo mejor optabas por recuperar el cadáver, o no, pero sí querrías saber dónde está. De todas formas no estás muy seguro porque a lo mejor el interés no queda ahí, en el cuerpo, sino que querrías ir más allá, saber cómo murió, si fue en una acción en el frente o en la retaguardia, si medió un chivatazo.

Te preguntas, de paso, si es posible en este terreno una investigación neutra, aséptica, científica que, además, sea próxima en el tiempo. Lo tienen difícil los historiadores de la historia reciente cuando están todavía tiernos los hechos y vivos los testigos y los propios investigadores no vienen de otro mundo, sino que tienen su saco de prejuicios, de vivencias, de historias familiares.

Lo dicho, una suerte no tener que elegir.

EL DISCURSO DE OBAMA SOBRE LA GUERRA JUSTA

Ramón Menéndez-Manjón, antiguo compañero de canciones, fotógrafo infatigable, navegador de los espacios, observador de estrellas, agujeros negros y enigmáticas explosiones solares, te envía el discurso de Obama al recibir el Premio Nobel de la Paz. Lo agradeces y le dedicas su tiempo.

Es seguro que muchos de los que critican el discurso no lo leyeron. Son seis folios apretados y en el tiempo que se dedica a leer el discurso, se pueden abrir, leer y borrar veinte intrascendentes montajes de PowerPoint con cualquier música de fondo, incluso buena.

Al final de esta breve introducción y por si alguien se anima, reproduces literalmente algunos de los párrafos de Obama, respetando la no siempre adecuada traducción al castellano.

Obama admite la controversia de su premio, reconoce la paradoja de que le den en Nobel de la Paz al comandante en jefe de un país en guerra, defiende la guerra justa y pone como ejemplo las emprendidas contra Hitler o Sadam, se atreve a destacar algún aspecto positivo de la presidencia de Regan y admite que no hay solución sin un progreso económico de los países pobres.

- Soy consciente de la considerable controversia que su generosa decisión ha generado.

- Soy Comandante en Jefe de un ejército de un país en medio de dos guerras.

- De todos modos, estamos en guerra, y soy responsable por desplegar a miles de jóvenes a pelear en un país distante. Algunos matarán. A otros los matarán.

- Estas interrogantes no son nuevas. La guerra, de una forma u otra, surgió con el primer hombre. Surgió el concepto de "guerra justa", que proponía que la guerra solamente se justifica cuando cumple con ciertas condiciones previas: si se libra como último recurso o en defensa propia; si la fuerza utilizada es proporcional y, en la medida posible, si no se somete a civiles a la violencia. Se ha cumplido pocas veces con este concepto de guerra justa. La capacidad de los seres humanos de idear nuevas maneras de matarse unos a los otros resultó ser inagotable, como también nuestra capacidad para tratar sin ninguna piedad a quienes no lucen como nosotros o le rinden culto a un Dios diferente. difícil pensar en una causa más justa que la derrota del Tercer Reich y las potencias del Eje, la Segunda Guerra Mundial fue un conflicto en el que el número total de civiles que murieron superó al de soldados que perecieron.

- Como consecuencia de esa destrucción y con la llegada de la era nuclear, quedó claro para vencedores y vencidos, por igual, que el mundo necesitaba instituciones para evitar otra guerra mundial. De muchas maneras, estos esfuerzos fueron exitosos. Sí, se han librado guerras terribles y se han cometido atrocidades. Pero no ha habido una Tercera Guerra Mundial.

-Pero aún así, transcurrida una década del nuevo siglo, esta antigua estructura está cediendo ante el peso de nuevas amenazas. El mundo quizá ya no se estremezca ante la posibilidad de guerra entre dos superpotencias nucleares, pero la proliferación puede aumentar el peligro de catástrofes. El terrorismo no es una táctica nueva, pero la tecnología moderna permite que unos cuantos hombres insignificantes con enorme ira asesinen a inocentes a una escala horrorosa.

- No traigo hoy una solución definitiva a los problemas de la guerra. Requerirá que repensemos la noción de guerra justa y los imperativos de una paz justa. Reconocer el difícil hecho de que no erradicaremos el conflicto violento en nuestra época. Habrá ocasiones en las que las naciones, actuando individual o conjuntamente, concluirán que el uso de la fuerza no sólo es necesario sino también justificado moralmente.

- En mi calidad de jefe de Estado que juró proteger y defender a mi país, no me puede guiar solamente su ejemplo. Enfrento al mundo como lo es, y no puedo cruzarme de brazos ante amenazas contra estadounidenses. Que no quede la menor duda: la maldad sí existe en el mundo. Un movimiento no violento no podría haber detenido los ejércitos de Hitler. La negociación no puede convencer a los líderes de Al Qaida a deponer las armas. Decir que la fuerza es a veces necesaria no es un llamado al cinismo; es reconocer la historia, las imperfecciones del hombre y los límites de la razón.

-Los instrumentos de la guerra tienen un papel en mantener la paz. Sin embargo, este hecho debe coexistir con otro: que independientemente de cuán justificada, la guerra conlleva tragedia humana. La valentía y el sacrificio del soldado están llenos de gloria, expresan devoción por la patria, la causa y los compañeros de armas. Pero la propia guerra nunca es gloriosa, y nunca debemos exaltarla como si lo fuera.

- Parte de nuestro desafío es reconciliar estos dos hechos aparentemente irreconciliables: que la guerra a veces es necesaria y que la guerra es, de cierta manera, una expresión de desatino humano.

-El mundo reconoció la necesidad de confrontar a Sadam Husein cuando invadió Kuwait, un consenso que envió un mensaje claro a todos sobre el precio de la agresión.

- Creo que se puede justificar la fuerza por motivos humanitarios, como fue el caso en los países balcánicos o en otros lugares afectados por la guerra. La inacción carcome nuestra conciencia y puede resultar en una intervención posterior más costosa. Es por eso que todos los países responsables deben aceptar la noción de que las fuerzas armadas con un mandato claro pueden ejercer una función en el mantenimiento de la paz.

- En muchos países, hay una brecha entre los esfuerzos de los militares y la opinión ambivalente del público en general. Comprendo por qué la guerra no es popular. Pero también sé lo siguiente: la convicción de que la paz es deseable rara vez es suficiente para lograrla. La paz requiere responsabilidad. La paz conlleva sacrificio.

- Cuando la fuerza es necesaria, tenemos un interés moral y estratégico en obligarnos a cumplir con ciertas normas de conducta. Incluso cuando enfrentamos crueles adversarios que no cumplen con ninguna regla, creo que Estados Unidos de Norteamérica debe seguir dando el ejemplo respecto a estándares en conducta de guerra. Eso es lo que nos diferencia de quienes combatimos. Ésa es la fuente de nuestra fuerza. Es por eso que prohibí la tortura. Es por eso que ordené que se clausure la prisión en la Bahía de Guantánamo.

- Estados Unidos nunca ha librado una guerra contra una democracia, y nuestros amigos más cercanos son los gobiernos que protegen los derechos de sus ciudadanos. Independientemente de la frialdad con que se definan, no se satisfacen los intereses de Estados Unidos ni del mundo con la negación de las aspiraciones humanas.

-Los esfuerzos de Ronald Reagan por el control de armas y la aceptación de la perestroika no sólo mejoraron las relaciones con la Unión Soviética sino que les otorgó poder a disidentes en toda Europa Oriental. No existe una fórmula simple. Pero debemos tratar de hacer lo posible por mantener el equilibrio entre el ostracismo y la negociación; la presión y los incentivos, de manera que se promuevan los derechos humanos y la dignidad con el transcurso del tiempo.

-Una paz justa incluye no sólo derechos civiles y políticos, sino que debe abarcar la seguridad económica y las oportunidades, pues la paz verdadera no es solamente la falta de temor, sino también la falta de privaciones. No hay duda de que el desarrollo rara vez echa raíces sin seguridad; también es cierto que la seguridad no existe cuando los seres humanos no tienen acceso a suficiente alimento, el agua potable o los medicamentos que necesitan para sobrevivir. No existe cuando los niños no pueden aspirar a una buena educación o un empleo decente que mantenga a una familia. La falta de esperanza puede corromper a una sociedad desde su interior.

-Acuerdos entre naciones. Instituciones sólidas. Apoyo a los derechos humanos. Inversiones en desarrollo. Todos éstos son ingredientes vitales para propiciar la evolución de la cual habló el Presidente Kennedy. Sin embargo, no creo que tendremos la voluntad, la determinación o la resistencia para concluir esta labor sin algo más: esto es, la expansión continua de nuestra imaginación moral; una insistencia en que hay algo intrínseco que todos compartimos.

- Hoy en algún lugar, en estos precisos momentos, en el mundo como lo es, un soldado ve que alguien lo sobrepasa en potencia de fuego pero permanece firme para mantener la paz. Hoy en algún lugar de este mundo, una joven manifestante aguarda la brutalidad de su gobierno, pero tiene la valentía de seguir marchando. Hoy en algún lugar, una madre enfrenta una pobreza devastadora pero de todos modos se da tiempo para enseñarle a su hijo, junta las pocas monedas que tiene para enviar a ese niño a la escuela porque cree que un mundo cruel todavía puede dar cabida a sus sueños.

- Vivamos siguiendo su ejemplo. Podemos reconocer que la opresión siempre estará entre nosotros y aun así, esforzarnos por lograr la justicia. Podemos admitir la inflexibilidad de la depravación y aun así, esforzarnos por lograr la dignidad. De ojos abiertos, podemos comprender que habrá guerras y aun así, esforzarnos por lograr la paz. Podemos hacerlo, pues ésa es la historia del progreso humano; ésa es la esperanza de todo el mundo, y en este momento de desafíos, ésa debe ser nuestra labor aquí en la Tierra.

2009/12/09

LAS BODAS GITANAS, EJEMPLOS DE IGUALDAD

Te llama tu hija porque supone (bien), que no te habrás enterado de que existe un programa en La Uno que lleva por título SACALALENGUA, que trata de curiosidades del lenguaje. Te pide que pongas la tele, aunque solamente sean diez minutos porque precisamente están echando el programa y lo dedican a la lengua gitana, y, de paso a las costumbres gitanas.

No crees en la telepatía pero sí en algunas casualidades porque en ese momento te disponías a escribir algo sobre una boda gitana y sus consecuencias, artículo que retrasas por esa obediencia debida que mereció la pena.

Por la mañana te habías quedado muy sorprendido al oír por la radio mientras volvías de llevar a tu madre a la aldea perdida, que el Tribunal de Estrasburgo había otorgado validez al matrimonio que una gitana, La Nena, había contraído por el rito gitano cuando tenía quince años.

Es curioso que Tribunal de Estrasburgo alegue unos principios de no discriminación por razón de raza o sexo cuando se ventila el caso del matrimonio más discriminatorio que se celebra en el territorio español, un matrimonio en el que no hay sombra de igualdad ni en los tratos preliminares, ni en la celebración misma, ni en sus ritos ni en la convivencia posterior.

Se trataba, en el fondo, de dar una pensión a una gitana necesitada, y a lo mejor era un acto de justicia, pero alegar un motivo de no discriminación es un auténtico sarcasmo. No es el único sarcasmo del Derecho, porque peor es el caso de los terroristas, que se amparan en los derechos constitucionales que ellos niegan a sus víctimas pasadas y futuras.

2009/12/04

UN BLOG SIMPÁTICO

Por el andén te encuentras con un compañero del silbato y el banderín que no sabía que tuvieras un blog. Lo encuentra simpático. Nunca lo habías pensado, pero te parece bien. No dijo gracioso, ni humorístico, ni sarcástico, ni irónico. Simpático.

Simpáticos son todos los blogs que uno lee, a veces porque conoces al autor, en ocasiones porque estás de acuerdo con sus ideas, otras veces por la originalidad. Siempre hay algo de simpatía. Y si no la encuentras te remontas a la Grecia clásica, cuando se consolidó el término sim-patía, que era “sentir con”, también “padecer con”, o lo que es lo mismo “com-padecer”, tener com-pasión.

¿Será esto lo que quiso decir tu amable comunicante, que se compadecía de ti?

En verdad en verdad os digo, que las ideas con humor se transmiten mejor.

Habrá que darle la razón…y las gracias.

ACUSANDO A UN INOCENTE

Lees en la prensa que ABC fue especialmente cruel en el caso de Diego, acusado durante veinticuatro horas de abusar sexualmente y asesinar a su hijastra de tres años en las Islas Canarias. En varios medios no afines se publicó que ABC incluyó una foto de Diego con el rótulo “La mirada de un inocente”. En la edición digital de ABC no la encuentras, pero tampoco crees que la hayan censurado. Simplemente en las ediciones digitales no se incluye lo mismo que en el papel.

Pasados unos días, en la barra de un bar tienes a tu disposición “La Nueva España”, “La Voz de Asturias”, “El Comercio”, “El País”, “ABC”, “El Mundo”, y quizá alguno más. Hoy eliges el ABC. Tienes interés en comprobar el enfoque que dan al caso de Diego. No encuentras ninguna autocrítica específica en el periódico del jueves, fuera de comentarios genéricos sobre los medios de comunicación. En otros periódicos, lees que Diego fue especialmente crítico con la prensa. De las declaraciones del inocente, en ABC hacen hincapié en el comportamiento de los sanitarios y de la Guardia Civil, matiz que no asoma en su edición digital.

Ya en la madrugada del viernes encuentras un novedoso videoblog del director del periódico pidiendo disculpas, aunque intentando una humana justificación. Menos da una piedra. El videoblog lo aportarán como prueba de rectificación en el pleito que a buen seguro van a sufrir, pero solamente servirá para rebajar un porcentaje la previsible indemnización.

Dicho esto, llevada la presunción de inocencia al límite, no se podría informar de nada hasta la publicación de la sentencia firme, que es la que determina la culpabilidad o la inocencia, eso a los seis u ocho años del hecho. Tampoco es eso.

Este caso se olvidará, vendrán otros y el periodismo seguirá igual, asumiendo este tipo de riesgos, acertando en unos casos, errando en otros porque no hay alternativa.

No deja de ser un riesgo empresarial, como el de que descarrile un tren o te hagan una huelga salvaje.

2009/12/03

LA ESPADA


Cuando sales a trabajar por la tarde te encuentras en el portal con una madre que trae a su niño en un carricoche, supones que de la guardería. Tendrá dos años o muy poco más. Está abrigado, con la capucha y la bufanda tapándole las orejas y solamente deja a la vista una espada de juguete.

Acurrucado y todo la blande ligeramente y le preguntas si es para defenderse. Tercia la madre:

- No hace daño, es una espada mágica.
Quierres concretar:

- Entonces será una espada de defensa, no de ataque
Aclara el churrumbel:
- Dea…taque.

Los niños, siempre diciendo la verdad.

VA DE SÍMBOLOS

Un día de estos tuviste que ira a León para aclarar una herencia ruinosa y, desechando una alternativa más veloz e incluso una oportunidad única de viajar en la máquina del Alvia, preferiste hacer los kilómetros en el denostado tren burra para comprobar la aventura o desventura de viajar en él y, en plan Santo Tomás, evitar las referencias de oídas. Hasta Mieres el tren lleva una ocupación aceptable. A partir de Pola de Lena, otro viajero y tú. El otro viajero se apea en La Cobertoria, por lo que entre este punto y Busdongo eres el único viajero a través del puerto Pajares. Más de treinta kilómetros de soledad mientras contemplas la nieve a través de las lunas. El termómetro marca menos uno.

El Puerto está nevado y el Pajares por carretera se anuncia con cadenas. En principio parecería un día adecuado para un viaje alternativo en tren. El viaje, la soledad, la nieve ambientan para meditar sobre el mantenimiento de algunos servicios públicos.

Eres un viajero simbólico en un tren simbólico.

Llegas a León. Tomas un café en la Calle Ancha, en donde algunas tardes lejanas tienes degustado una tortita americana. El lugar sería agradable si no fuera por el excesivo humo del tabaco. Lees la prensa de la casa. Son las diez y media y hasta las once haces tiempo viendo pasar a la gente a través de la amplia cristalera. Nadie parece llevar prisa, tampoco tus compañeros de café. Baja despacio Antonio Gamoneda, el poeta de pobladas cejas. Lleva unos sobres con un buen número de sellos. Supones que vendrá de Correos de recoger algún libro que le habrán remitido.

La poesía, otro símbolo.

Llega la hora de la herencia. Si se deslía la madeja serás medio heredero de una quinta parte de tres fincas perdidas por Villaselán, junto al río Cea, transformadas después de la concentración parcelaria del siglo pasado. En papeles ya llevas gastado bastante más de lo que te van a dar, pero son un símbolo de tu abuelo.

El tren vacío, la poesía de Gamoneda, la herencia ruinosa de la sangre: tres símbolos.